Joao Félix sabía perfectamente que cuando Diego Simeone decidió sentarlo en el banquillo, todos los ojos iban a permanecer sobre él de manera permanente. Por eso tiene aún más importancia y significación lo observado por segunda vez en menos de un mes.
Esta esta la secuencia, mostrada por la señal de Movistar:
Joao Félix, mosqueado...y también implicado. #NoticiasVamos pic.twitter.com/mG20NP1ftS
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Joao Félix no se lo cree. #LaCasaDelFútbol #UCL pic.twitter.com/cHX5mZzxcz
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Joao aportó mientras jugó (junto a Griezmann y Carrasco) lo único mínimamente peligroso del Atlético. Solo en las escuálidas oportunidades que se le presentaron en la primera mitad.
Cuando Simeone lo llevó al banquillo y aún faltaba casi toda la segunda mitad por jugarse, con la necesidad de anotar al menos dos goles, volvieron a crujir los enclenques asideros que aún quedaban por aparentar algo parecido a una relación entre el 'Cholo' y el delantero portugués, rota por completo desde hace bastante tiempo.
Puede que a Joao Félix le asista la razón para mostrarse frustrado ante una cuestionable decisión de Simeone. Pero pierda toda legitimidad el portugués cuando decide pensar solo en su situación individual y personal y permanece en el banquillo, en un momento que solo pertenece al alma del Atlético -su afición- y al grupo, sus compañeros.
¿Es el final de la escapada de Joao en el Atlético de Madrid lo que hemos podido presenciar en el estadio del Porto? ¿Podría ser algo más? ¿Algo que trasciende con mucho a Joao Félix? ¿Tal vez el final de un tiempo iniciado hace una década?