Jürgen Kloop es un maravilloso entrenador. Ha sido capaz de resucitar a un histórico del fútbol mundial, como es el Liverpool FC, y volver a colocarlo en poco más de un lustro de referente en lo que siempre ha sido ese equipo, un verdadero campeón, que goza además de la simpatía de muchos aficionados extranjeros, fundamentalmente, por la pasión y la fidelidad que sus hinchas despliegan en Anfield.
Kloop llegó a Liverpool en 2015 tras un espectacular paso por el Borussia Dortmund alemán. En ese tiempo, el equipo inglés llevaba años penando fuera de la máxima élite mundial. A excepción de la Champions lograda en 2005 por Rafa Benítez y su Spanish Liverpool, la parroquia de The Kop casi había aceptado ya con amargura y resignación que una entidad tan históricamente grande como el Liverpool no aspirara a nada.
Y en esas llegó Jürgen Kloop y supo inyectar su energía, su vitalidad y, sobre todo, su capacidad de competir, que el Liverpool había casi olvidado (ayudado por el dinero en fichajes del capital estadounidense propietario del club, dicho sea de paso). Supo hacer que su equipo jugara un fútbol eléctrico, intenso y sin descanso, lo que él mismo califica como, "fútbol de rock&roll".
Sin embargo, parece que algo oscuro debió de suceder en el interior de Kloop durante ese exitoso camino, que le ha llevado en siete años a llegar a tres finales de Champions League -ganando una, perdiendo otra y teniendo aún que disputar la última en unos días-.
A Jürgen Kloop le marcó un partido contra el Atlético de Madrid de eliminatoria de máxima competición continental de clubes, el disputado en Anfield el 11 marzo de 2020. Para los atléticos, aquella remontada será recordad siempre por los goles de Marcos Llorente y su despertar para la causa atlética, pero para Kloop aquello le persigue desde entonces. "No entiendo cómo el Atlético de Madrid opta por este tipo de fútbol con los jugadores que tiene", declaró como reacción a su derrota.
Han pasado ya dos años desde aquella noche, pero Kloop no puede deshacerse de sus pesadillas. De menara singular y extraña, cada vez que pierde un partido u obtiene un resultado adverso, como ocurrió en las últimas horas, de nuevo, tras el partido contra el Tottenham Hotspurs. Ahí, Kloop por fin lo ha admitido. Reconoció que tiene "un problema personal" con todo lo que significa el fútbol del Atlético de Madrid de Simeone.
El entrenador del Liverpool compareció ante los medios de comunicación tras tirar por la borda buena parte de sus opciones de ganar este año la Premier League, al empatar 1- 1 con el Tottenham Hotspurs. Para justificar este traspiés de su equipo, al técnico alemán no se le ocurrió otra cosa que poner al Atlético de Madrid como el ejemplo de lo que, a su juicio, no debería ser el fútbol.
Al ser preguntado por su oponente -el Tottenham entrenado por Antonio Conte-, Jürgen Kloop casi saltó de la silla y empezó a hablar del Atlético de Madrid: "Lo siento, no puedo soportarlo, no me gusta ese tipo de fútbol. Es un problema personal mío que tengo. Es mi problema. Es un equipo de clase mundial y creo que deberían hacer más por el fútbol. Muchos clubes lo juegan en el mundo. El Atlético de Madrid juega este tipo de fútbol y lo respeto, no hay problema. Respeto lo que hacen, pero no puedo con ello. No puedo entrenar ese tipo de fútbol. Lo que hacen no soy yo".
"Lo siento, no puedo soportarlo, no me gusta ese tipo de fútbol. Es un problema personal mío que tengo. Es mi problema. Es un equipo de clase mundial y creo que deberían hacer más por el fútbol. Muchos clubes lo juegan en el mundo. El Atlético de Madrid juega este tipo de fútbol y lo respeto, no hay problema. Respeto lo que hacen, pero no puedo con ello. No puedo entrenar ese tipo de fútbol. Lo que hacen no soy yo".
Da lo mismo lo que gane el técnico alemán. No importa las alabanzas que reciba de parte de la prensa, de la afición propia y de los aficionados ajenos (incluidos los del Atlético de Madrid o el propio Diego Simeone). Su personal fantasma de las Navidades pasadas, que es el 'Cholo', parece que viniera a visitarlo de manera puntual cada cierto tiempo. Al germano le resulta imposible terminar de rumiar su amargura desde entonces.
