martes. 16.04.2024

Una lección de historia del Atlético para Thibaut Courtois

El portero del Real Madrid, Thibaut Courtois, formuló ayer unas muy desafortunadas declaraciones contra el Atlético de Madrid, el equipo que apostó por él cuando solo era poco más que un adolescente que calentaba banquillo en el Chelsea y le dio la oportunidad de convertirse en una estrella mundial. Para Courtois, en cambio, su paso por el Atlético fue colocarse en el lado equivocado de la historia. Convendría a Courtois aprender de ella.
Thibaut Courtois
Thibaut Courtois

Definitivamente, existen ocasiones en la vida en las que una persona desperdicia estupendas oportunidades para demostrar elegancia y gratitud o, cuando menos, permanecer callada. Thibaut Courtois se convirtió ayer en una de esas personas. 

Al ser preguntado en la rueda de prensa previa de la final de Champions League sobre sus sensaciones de cara al partido contra el Liverpool, no tuvo mejor respuesta que provocar el enfurecimiento de la afición del Atlético de Madrid, despreciándola al afirmar que él ya había jugado una final de Champions con el Atleti (la perdida en Lisboa, en 2013) y que en ese momento estaba en el lado equivocado de la historia, defendiendo el escudo del Atlético de Madrid frente al Real Madrid. "Ahora estoy en lado bueno de la historia", dijo.

 

En 2011 Thibaut Courtois tenía 19 años y pertenecía al Chelsea, que lo había comprado al Genk belga, su club de procedencia. Era un joven guardameta con mucho potencial, pero destinado a calentar banquillo durante largos años a la sombra del portero titular indiscutible en esa época en el equipo inglés, Peter Cech, una de las leyendas de de Stamford Bridge.

Courtois cuando llegó al Atleti
Courtois cuando llegó al Atleti

El Atlético de Madrid pidió su cesión para entregarle la titularidad inmediata de la portería del Calderón. No solo eso, intentó incluso su compra, pero Roman Abramovich no era un presidente de club que vendiera, solo compraba o cedía.

En suma, el Atlético de Madrid confió en él, apostó ciegamente por su calidad y le otorgó la plataforma imprescindible para pasar de ser una maravillosa promesa a un maravilloso portero internacional, considerado el mejor del mundo en su momento, defendiendo el escudo del Atleti.

Durante los tres años que estuvo en el club rojiblanco (2011-2014) logró, además del respeto internacional, el cariño inquebrantable de la afición atlética. Aquel chaval barbilampiño de dos metros de altura se convirtió en uno de los suyos. Al punto, que el belga no perdía ocasión de declarar siempre que le preguntaban que su deseo era que el Chelsea lo vendiera de manera definitiva "a este club que tanto amo, con esta gente que es inigualable", declaraba en 2014, por ejemplo, nada más ganar La Liga con el Atleti.

Courtois celebra el título de liga 2014 con el Atleti
Courtois celebra el título de liga 2014 con el Atleti

No fue el único título que ganó Courtois en esos tres años de rojiblanco.  En 2012 fue campeón de la Europa League y de la Supercopa de Europa. Y, de manera individual,  se alzó dos años de forma consecutiva (2013 y 2014) con el Trofeo Zamora al portero menos goleado de La Liga, gracias a sus salvadoras paradas y a la considerada internacionalmente como la mejor defensa del mundo en esos años, la del Atlético de Madrid, con Godín como gran general, acompañado de nombres como los de Miranda, Josema Giménez, Juanfran Torres o Filipe Luis, además del esquema del 'Cholo' Simeone.

Convendría tres cosas a Thibaut Courtois. La primera, disculparse públicamente con toda la afición del Atlético de Madrid y con el club que tanto le dio. La segunda, mirarse en el espejo de Jan Oblak. La tercera, recordar a Ditalco, ya que apela a la historia y a su ubicación en el lado "bueno" de la misma.

En el año 139 a.C., Ditalco era un guerrero portugués (lusitano en aquella época), lugarteniente de Viriato, el héroe lusitano que resistió al Imperio Romano. Incapaces los romanos de vencer a Viriato, sí lograron sobornar a Ditalco para que vendiera a su jefe. Así lo hizo y Viriato fue asesinado. Consumada la traición, Ditalco acudió al general romano Marco Popilio Lenas, con el que había pactado la felonía, para reclamar el pago de su traición. La respuesta de Marco Popilio Lenas ya la conocemos todos, porque esa sí pasó a la historia, "Roma no paga a un traidor". 

Una lección de historia del Atlético para Thibaut Courtois