Fue un día muy intenso ayer para Sergio Reguilón. Si tienes un pasado madridista y te has convertido en tendencia en los foros de opinión de redes sociales frecuentados por la hinchada del Atlético de Madrid, lo más normal es que no salgas demasiado bien parado.
Reguilón era consciente de ello al decidir venir al Atlético. También el club asumió esa realidad. A partir de ahí, ya solo queda trabajar para intentar revertir las opiniones críticas y transformarlas en ventana de oportunidad positiva. Y perteneciendo a un equipo comandado por Diego Simeone solo existe una vía posible para alcanzar la meta de congraciarse con la afición, el trabajo. Todo pasa por el trabajo y el compromiso con el equipo.
Seguramente por tal razón, Reguilón ha decidido salvaguardar la salud, pero a la vez acelerar los plazos de recuperación de la intervención de pubalgia a la que fue sometido recientemente. Él asume el reto de trabajar mucho para ganarse a la afición rojiblanca -al menos a la mayor parte de ella-, y aterrizar lesionado no ayuda.
No le queda otra que internar acortar plazos -se calcula que tiene para alrededor de un mes-, y ya se le ha podido ver ejercitándose sobre el césped del Cerro del Espino, aunque en solitario y con un plan específico de recuperación.
La otra esfera, la del espacio emocional, será mucho más complicada de conquistar. tendrá que trabajarla igualmente, pero a sabiendas de que en ella no existen demasiadas garantías de éxito.
En todo caso, también ahí Reguilón quiso ayer meterse de lleno y arrancó proponiendo ambición ("el Atlético puede pelear por todo") y expresión de compromiso atlética ("¡Aúpa, Atleti" clamó en sus primeras palabras ofrecidas a las medios oficiales del club, lo que en boca de un ex canterano del Real Madrid tiene significación añadida, sea o no aceptada por parte de los aficionados rojiblancos más críticos con su llegada).
