jueves. 18.04.2024

Cuelga las botas Arda Turán, profeta del 'ardaturanismo'

Arda Turán cuelga las botas a los 35 años tras no encontrar equipo para esta temporada. El turco alcanzó su mejor juego y su mayor éxito en el Atlético de Madrid, donde más allá de sus triunfos deportivos, se ganó a la hinchada para siempre con esa forma de ser, vivir y jugar al fútbol: el 'ardaturanismo'. Era feliz en el Atleti y nos hizo felices a los atléticos,. ni siquiera su desafortunada salida al Barcelona empaña su recuerdo.
Arda, el 'Leónidas' rojiblanco / Foto: ATM
Arda, el 'Leónidas' rojiblanco / Foto: ATM

Arda Turán cuelga las botas y con él se va de los terrenos de juegos ese jugador capaz de usarlas para hacer magia en el campo o para afrentar a un linier con su lanzamiento. Indistintamente. Nada se interpuso nunca entre Arda, sus decisiones y su felicidad. Ni siquiera su cariño por su club de origen, el Galatasaray, en el que ya destacó con 17 años, o por el club en el alcanzó su mayor éxito, el Atlético de Madrid. De ambos se marchó dejando dolida a su afición pero él tenía una forma de trascender inundando la grada de 'ardaturanismo'.

ARDA TURÁN, PROFETA DEL 'ARDATURANISMO'

Arda era fútbol, estética y sonrisa. En el radar del Atlético desde que empezó a destacar en Turquía, su fichaje para el equipo de espartanos que dirigía Simeone se recibió entre la ilusión y la sospecha. Un jugador con características de media punta, dotado de gran clase, pero rebelde y con cierta irregularidad que tenía que mostrar sus cualidades en una Liga mucho más competitiva. Y con Simeone. El técnico argentino pronto se dio cuenta de cómo sacar el mayor provecho posible a ese jugador afable y simpático que se comportaba como un doberman en el campo, con fiereza y finura. Simeone consiguió lo imposible, que trabajara como el que más y que también derrochara más clase y talento que los demás.

El profesor universitario Juan E. Rodríguez, autor de una especie de biografía del jugador cuando estaba en el Atleti, Arda Turan. El genio de Bayrampasa (Al Poste), definió así el 'ardaturanismo': 

"Se puede definir de muchas maneras y ninguna sería acertada. El ardaturanismo es, sobre todo, estética. La idea de que se puede sonreír jugando, de que se puede dar el máximo y ser feliz. De alguna manera son las cosas que molan, las cosas bonitas de la vida, la idea de la generosidad jugando al futbol, de salir andando cuando todos corren, de frenar cuando se aceleran o de acelerar cuando los demás paran” (Juan E. Rodríguez)

Y esa forma de ser y de jugar cautivó a los atléticos. Su forma de mantener el balón en posesión del Atleti cuando el rival apretaba, la fluidez de sus movimientos con balón, generando superioridades, saliendo de la presión con su chistera, sin perder el balón. Y esa forma de defender como si cada jugada fuera la última del partido. Puro carácter indomable, capaz de lanzar una bota a un linier por no pitarle una falta el mismo día que acababan de expulsar a Gabi en los vestuarios por discutir con el colegiado. Pero tan imponente era su presencia que sólo se llevó amarilla. El jugador de la eterna sonrisa, barba de espartano y melena desaliñada que un día salió completamente calvo al terreno de juego. 

Arda Turán celebra un gol con el Atleti / Foto: ATM
Arda Turán celebra un gol con el Atleti / Foto: ATM

5 TÍTULOS DE ARDA TURÁN CON EL ATLÉTICO DE MADRID

Arda será recordado por todo eso, por las sensaciones que genera en el aficionado el recuerdo de una rara avis en el panorama rojiblanco. También están sus títulos, sus números de rojiblanco. En cuatro temporadas (2011-2015), jugó 178 partidos oficiales y ganó 5 títulos. Liga, Europa league, Supercopa de Europa, Copa del Rey y Supercopa de España. No los ganó el sólo, claro, pero él fue siempre ese elemento diferencial, ese verso suelto perfectamente integrado en un grupo de guerreros uniformados.

AUGE Y CAÍDA DE ARDA TURÁN

Se acabó cansando de la instrucción militar del Cholo. pensó que podría triunfar en otro lado sin correr. El Barcelona parecía hecho a su medida pero el 'ardaturismo' ,que en el Atleti era religión, en el Barcelona no pasó de secta. Demasiados dioses para que triunfe un profeta. Fiel a sí mismo nunca miró atrás para afrontar su nueva aventura. No hubo atisbo de arrepentimiento. Siguió adelante, regresó a Turquía, donde es un ídolo. Se le vio jugar al fútbol con la panza de un cincuentón echado a perder, se metió en líos de faldas con disparos de pistola en un hospital incluido y volvió a meterse con un juez de línea. Venido a menos, esta vez sí se llevó una sanción ejemplar. No es el mejor final pero al menos aquí, en Madrid, dejó plantada la semilla del 'ardaturanismo' en una afición que lo idolatró y lo recuerda en su máximo esplendor.

Cuelga las botas Arda Turán, profeta del 'ardaturanismo'