miércoles. 24.04.2024
Griezmann y Hermoso, celebran sus goles / Foto: ATM
Griezmann y Hermoso, celebran sus goles / Foto: ATM

Minuto 90, Hermoso recibe un balón de Correa al borde del área y no se lo piensa. Disparo, rebote, gol. Un gol que daba la victoria al borde del final, otro gol de Hermoso en el descuento, otro gol decisivo más, como los que metió ante Valencia y Getafe en enero y febrero de este año, goles que dan puntos, que abren la puerta a una victoria en Champions que se resistía en el Metropolitano desde hace muchas jornadas. Pero no sólo eso.

LA FURIA DE MARIO HERMOSO

La rabia de Hermoso, furia más bien, viene espoleada por el incidente que tuvo hace solo unos días con un grupo de indeseables del fondo sur, que lo despreciaron por su pasado madridista. Son minoría, Hermoso lo sabe. Por eso nada más meter el gol junto a esa grada, corrió poseído hacia el fondo sur. No para encararse esta vez, sino para celebrar el gol, la victoria momentánea, la reconciliación con la grada. Para restaurar la comunión perdida y gritarlo con el escudo pegado al pecho.

Hermoso corre hacia el fondo sur / Foto: ATM
Hermoso corre hacia el fondo sur / Foto: ATM

Tanta excitación, que luego sacó la mano a pasear para provocar el penalti del empate del Oporto. Pero esa es otra historia ahora sepultada por el otro protagonista, Griezmann y su gol de oro.

EL LLANTO DE GRIEZMANN

Si en Hermoso fue furia, en Griezmann fue llanto. El francés salió mal del Atleti, lo sabe. Volvió dispuesto a recuperar el cariño de la grada y no rindió como esperaba. Está bajo sospecha de una parte de la afición que no perdonó su salida y no perdona su regreso. Y ahora vive de los pocos minutos a los que le condena un contrato endiablado que pone al jugador de más talento de la plantilla, junto a Joao, en una situación insostenible, injusta, cruel. Pero Griezmann vuelve, como lo sabe hacer él, con los goles con los que está haciendo historia en el Atlético de Madrid. Con el juego con el que quiere dejar su impronta en el corazón de los rojiblancos.

El abrazo y el llanto / Foto: ATM
El abrazo y el llanto / Foto: ATM

Y lo sigue y lo consigue. Estaba ahí, en el segundo palo, en el último suspiro de una prórroga eterna que se achicaba a cada intento de llegada. Córner, prolongación y la oportunidad. El balón que supera al portero, el balón al que no llega Pepe, el balón que viaja hacia la gloria a falta sólo de un empujón del de siempre, del que ha vuelto para ser el que era. Gol a los 100 minutos y 18 segundos, el más tardío jamás marcado para ganar un partido en toda la historia de la UEFA Champions League, asegura @MísterChip.

 

A fuerza de contratos tramposos, minutos de calidad, no de cantidad, le dice el Cholo. 3 goles en 125 minutos lleva esta temporada. El Cholo, su padre adoptivo. Joao, su amigo y socio en el vestuario y en el campo. Los dos salieron a la carrera del banquillo para celebrarlo con el francés. Querido y admirado por el grupo, todos forman una piña a su alrededor mientras Griezmann rompe a llorar, de alegría, de pena, de las dos cosas. Justo después agarraba el escudo de su camiseta, se lo llevaba a la boca, lo besaba entre lágrimas.

Señoras y señores, el Atleti. Disfruten.

La furia de Hermoso y el llanto de Griezmann