miércoles. 24.04.2024
Correa, con su madre Marcela / @angelcorrea32
Correa, con su madre Marcela / @angelcorrea32

El jugador argentino del Atlético de Madrid, Ángel Correa, no ha entrenado en la mañana de este jueves con el resto del grupo por "problemas personales", según había transmitido el club. Ahora se conoce que esas razones personales son realmente trágicas para el futbolista. Su madre, Marcela Rodríguez, ha fallecido tras luchar tres años contra el cáncer que padecía. Una noticia que ha confirmado el Senado Atlético.

Marcela con su hijo Correa / Foto: @angelcorrea32
Marcela con su hijo Correa / Foto: @angelcorrea32

Con 28 años recién cumplidos en marzo, para Ángel Correa su fuerza era su madre, tal como explicó en una reciente entrevista en GOAL:

Nuestra fuerza es nuestra Marcela, mi madre. A pesar de que lleva ya tres años luchando contra el cáncer, sigue con nosotros, luchando contra esa enfermedad, luchando cada día. Mi madre me llena de orgullo y la llenamos de fuerza para que siga viviendo. (Ángel Correa, en Goal)

Los atléticos y los seguidores del jugador conocimos a Marcela hace justo tres años, cuando Correa se mostró en sus redes sociales con la cabeza completamente rasurada junto a su madre y este texto:

No hay tregua para tu enemigo en el campo de batalla. Pueden tocar tu cuerpo, pero tu alma es intocable, aunque desgarren tu carne, tu fe es inquebrantable. No te robarán quien eres, tú espíritu es más fuerte. Esta guerra la tienes ganada. Sos nuestra guerra. Te amamos mamá.

Fue la manera de acompañar a su madre en la enfermedad, la reacción de alguien acostumbrado a padecer y superar los golpes de la vida. Porque Correa no tuvo una infancia precisamente fácil. Con sólo 10 años perdió a su padre y poco después a dos hermanos. El fútbol fue su refugio frente a la marginalidad en la que cayeron muchos de los de su generación en su barrrio de Rosario. Con 18 años llegó al Atlético y, cuando todo parecía sonreírle, aquí le detectaron un problema cardiaco que amenazó con cortar de raíz su carrera futbolística. 

Ahora luce una tremenda cicatriz en el pecho de aquella operación que le salvó la vida y su futuro, pero peor va a ser la cicatriz emocional que le va a dejar el fallecimiento de su madre. Un nuevo golpe del destino que el argentino tendrá que afrontar como hizo con los demás. El pasado domingo marcó su último gol, uno de los mejores que se le recuerdan y el último que ha podido dedicar a su madre con vida. 

Muere Marcela, la "fuerza" de Correa