viernes. 29.03.2024

Apelación tampoco se atreve a retirar, por injusta, la segunda amarilla a Hermoso

Tampoco el Comité de Apelación se atreve a llevar la contraria a Munuera Montero por la polémica expulsión que abortó de raíz el intento de remontada final del Atlético de Madrid en el derbi. No aprecia error manifiesto escudándose en la ambigua redacción del acta arbitral.
Hermoso, en un entrenamiento / Foto: ATM
Hermoso, en un entrenamiento / Foto: ATM

Nada como hacer una redacción lo suficientemente ambigua del acta arbitral para evitar que echen atrás una decisión. Munuera Montero, árbitro del derbi madrileño, expulsó a Mari Hermoso por un leve contacto como los cientos que se producen dentro de las áreas en el momento de lanzarse un córner. La simulación de agresión por parte de Ceballos le dio al colegiado la excusa perfecta para expulsar al jugador rojiblanco, con el que había tenido una enganchada poco antes. El motivo de la segunda amarilla reflejado en el acta, resulta absolutamente ridículo en su redactado a tenor de la realidad que muestran las imágenes: “Por empujar a un adversario no estando el balón en disputa, derribándolo”.

El Comité de Apelación no entra a valorar si ese empujón fue leve o no, al no ser su competencia. Se limita a certificar que el contacto existe y que la valoración de la intensidad corresponde al árbitro. De este modo, rechaza la prueba videográfica aportada por el Atlético:

no es suficiente para desvirtuar la presunción de veracidad del acta, sino que muy al contrario, el visionado de la prueba permite confirmar que, por parte de Don Mario Hermoso, se cometen los hechos amonestados, esto es, un empujón al adversario no estando el balón en disputa, derribándolo, causa exacta y no otra de la amonestación impuesta y ahora recurrida. Así, lo único que acreditaría la existencia de un error material manifiesto (“claro o patente”) sería la incompatibilidad absoluta de lo que se aprecia en las imágenes con lo reflejado en el acta arbitral, que las imágenes descartaran indubitadamente la existencia de la acción descrita en el acta: “Por empujar a un adversario no estando el balón en disputa, derribándolo”, cosa que no sucede.

Sí se encarga de dejar claro que mantener la amarilla no significa que estén de acuerdo con la decisión del árbitro

Cuestión distinta es si el empujón existente y no discutido tampoco por el recurrente es de mayor o menor intensidad, sus motivos y efectos sobre el jugador rival, elementos estos de naturaleza subjetiva cuya valoración corresponde al árbitro y que han sido apreciados por el mismo en el transcurso del juego, una valoración que no compete a este comité enjuiciar.

Tampoco juzga en ningún momento la simulación de Dani Ceballos como posible generador de engaño que determinara la injusta decisión arbitral. Con esta decisión al Atlético sólo le queda una salida, recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo. La confianza en esta última instancia es poca porque el problema de origen no es sino el redactado del acta, que no es incompatible con lo sucedido (el empujón), por mucho que el juez deportivo que cualquier aficionado lleva dentro sea consciente de la injusticia. Si no hay cambios, Mario Hermoso no podrá jugar en Sevilla.

Los argumentos esgrimidos son muy similares a los del Comité de Competición, que este jueves se pronunciaba en el mismo sentido:

De forma patente de las imágenes aportadas se aprecia la existencia de contacto físico entre los dos jugadores implicados en el lance de juego, no pudiendo por ello este Comité considerar desvirtuada la presunción de veracidad del acta, siendo en todo caso la apreciación de si concurre o no una acción punible o si la misma puede ser considerada como amonestación, cuestiones en las que el criterio técnico del colegiado no puede ser sustituido por el muy respetable sostenido por el club alegante o por el que pudiera tener el propio Comité.

Apelación tampoco se atreve a retirar, por injusta, la segunda amarilla a Hermoso