Rotaciones inofensivas
Diego Pablo Simeone dio descanso a Koke y Felipe para iniciar con Hermoso y Herrera, y no pudo salir peor. El partido arrancó con claro dominio de los locales gracias, un día más, a una salida al campo muy decepcionante del Atlético de Madrid. Hermoso se llevó la amarilla antes del primer minuto por una falta inexistente y, poco después, sería Reinildo quien también sería amonestado por una dudosa infracción que Mateu Lahoz no dudó en señalar. Ambos serán baja ante el Real Madrid.
Entre pájara y pájara, Iñaki Williams hizo bueno un pase en largo, dejando en el suelo a José María Giménez y poniendo un pase de la muerte que Mario Hermoso acabaría introduciéndose en su propia portería. Arriba, ni Griezmann ni Suárez justificaron la confianza del Cholo y protagonizaron otro encuentro injustificable.
Poco después, el propio Williams mandaría un centro envenenado al palo en una jugada donde quedaba claro que los jugadores del conjunto colchonero no estuvieron metidos en el encuentro en ningún momento de la primera mitad.
Cambios sin resultado
Tras el descanso, parecía que Simeone iba a modificar el 5-3-2 inicial, pero el equipo volvió a demostrar todas sus carencias. Saltó el Atleti de nuevo al campo sin intensidad, como si no hubiese nada en juego. Correa salió por Reinildo con el objetivo de revolucionar la zona de ataque, pero no fue suficiente. Griezmann mandó una falta al larguero, pero un inocente penalti de Herrera condenó al Atlético de Madrid y provocó el 2-0 de los locales.
Cunha, Koke y De Paul entraron a falta de 25 minutos, cuando el Atlético buscaba desesperadamente el empate, pero a los rojiblancos no les funcionaba nada. Luego, Vrsaljko por Suárez para cambiar el esquema a un 4-2-2. Sin embargo, Iñak iWilliams estuvo a punto de conseguir su hat-trick, aunque Oblak y el larguero lo evitaron. El Athletic Club siguió siendo superior y el Atlético de Madrid solo podía apostar por balones en largo que nunca llegaban a un compañero.
Con la cara pintada
Los últimos 10 minutos fueron un auténtico viaje por el desierto para el Atlético de Madrid. Sin profundidad, intensidad e, incluso, sin ganas. El Atlético de Madrid terminaba el encuentro sin inquietar la portería de Unai Simón, con un cierto aroma a desidia que el espectador podía percibir desde su casa.
Cada pase sin peligro, cada balón en largo a la nada y cada jugada que moría sin dar la sensación de poder acabar en algo positivo para el equipo colchonero, era lo que cualquier hincha podía sentir, y duele, porque con este resultado el Atlético de Madrid hace peligrar su presencia en Champions, y no por puntos, sino porque la sensación que vuelve a demostrar el equipo de Simeone es de que, esta temporada, ningún jugador quiere honrar el escudo.
