Desde que sonó como fichaje para el Atlético de Madrid allá por 2019 todo el mundo valoraba su técnica superior, su facilidad para encontrar puerta e incluso para marcar de cabeza, pero también que era un jugador físicamente débil, algo enclenque para pelear con las curtidas defensas de la Liga española, conocidas por su escasa tendencia a la amistad durante los partidos.
Muchos se preguntaban si Joao Félix, con sus características físicas, iba a ser capaz de convertirse en un guerrero de los que pide Simeone; si iba a poder enfrentarse a los defensas. Aunque se confiaba en su técnica para ello, en el Atleti fueron conscientes, desde el primer día, de que Joao tenía que muscularse.
Pues bien, ya han pasado casi tres años desde su llegada y sólo hay que remitirse a las fotos. Es cierto que se le fichó siendo tan joven, 19 años, que por su propio desarrollo tenía que ensanchar, pero la fibrosa musculatura que luce ahora, especialmente en el tren superior, es fruto del gimnasio, la nutrición y un plan personalizado para él.
Ahora que ya está preparado para combatir las cargas, empujones y agarrones de los rivales, sólo falta que esa musculatura se asiente y deje de provocar las lesiones que han sacado del césped al jugador más diferencial del Atlético de Madrid.