Desde que el Cholo Simeone llegó al banquillo del Atlético de Madrid, la solidez defensiva se ha convertido es la principal seña de identidad del equipo colchonero. Grandes centrales han estado bajo las órdenes de Simeone en la entidad rojiblanca. Perea, Savic, Domínguez… pero la pareja Godín-Miranda marcó un punto de inflexión.
En la temporada 2013/14, Giménez llegó desde Danubio para aprender al lado de su compatriota Godín. Tras un primer año de adaptación, Giménez empezó a ganarse minutos en el equipo hasta que, en 2015, Miranda se marchó a Italia. A partir de ahí, Giménez se ha convertido en una pieza fundamental para el esquema de Simeone.
Su gran rendimiento y compromiso en el club colchonero le han llevado a ser uno de los capitanes del equipo. Además, es uno de los jugadores más queridos por la afición, llegando incluso a declarar que, si se lo ofreciesen, firmaría un contrato de por vida para quedarse en el Atlético de Madrid.
Sin embargo, existe una flaqueza que acompaña al charrúa desde hace varios años. Siempre que Giménez es capaz de hilar varios partidos consecutivos, sufre algún tipo de lesión que le aparta del equipo y le corta su progresión. No son pocas las veces donde Giménez está ausente durante varias semanas, obligando a Simeone a tener que improvisar una defensa de urgencia.
De esta manera, el gran reto del uruguayo para la nueva temporada es mejorar físicamente. Un equipo de élite como es el Atlético no se puede permitir que un jugador tan importante se pierda tantos partidos por temporada.
Por ello su principal objetivo debe ser preparar su musculatura de forma adecuada para evitar esas lesiones y que así el equipo no se vea afectado negativamente a la hora de sacar los partidos adelante.
