viernes. 19.04.2024

Ya vendrán momentos para añorar lo que ahora disfrutamos, por Juan Pedro Valentín

Juan Pedro Valentín, director de Informativos de Mediaset y Nius, se suma a MÁS ATLÉTICO  y realiza un certero diagnóstico de la situación que vive el Atlético de Madrid. Expresa un llamamiento a la afición antes del derbi de este domingo. "El fuego de la pasión colchonera no se apaga nunca y no podemos permitir que traten de extinguirlo. Mucho menos, dejar nosotros que se extinga o incluso jugar a apagarlo".
La afición del Metropolitano, orgullosa de su equipo / ATM
La afición del Metropolitano, orgullosa de su equipo / ATM

En esto del negocio del fútbol cada uno juega su papel: el propietario gestiona, el entrenador alinea, el jugador juega y el aficionado anima. Si un equipo funciona bien, estos papeles se cumplen a rajatabla y el colectivo es feliz. Si no, las tentaciones que tienen los sujetos de alterar sus acciones son enormes.

En los últimos 10 años el colectivo atlético ha sido muy feliz. El reparto de papeles ha estado siempre claro y se regía por los mandamientos que profería su líder espiritual: partido a partido; el esfuerzo no se negocia; a morir los míos mueren; si se trabaja y se cree, se puede; aspiramos a ser un equipo molesto; con el talento solo no basta; somos el equipo del pueblo; no consuman; prefiero jugar bien a jugar lindo… En torno a este catecismo, el Atlético ha forjado otra forma de entender la vida que entronca con la figura de Luis Aragonés y su historia.

En esa forma de entender la vida no se quiere al equipo por sus triunfos sino por su esfuerzo y su compromiso. Es fundamental ganar, no importa el estilo. La pasión lo invade todo y se trasmite de padres y madres a hijos e hijas. Y cuando llega el día de reunión, la liturgia se repite en forma de cánticos, bufandas al viento y saltos en la grada. Alegría desbordante y agradecimiento. El triunfo es vivirlo. Y si hemos ganado, mucho mejor.

Concentrados en la Champions league / Foto: ATM
Unidos por un objetivo / Foto: ATM

Así se han escrito páginas inolvidables en la memoria del Atlético que no voy a rememorar porque seguro que habitan en sus recuerdos. También los momentos más amargos. Y no me refiero a los vividos en segunda división, donde la afición demostró su grandeza. Hablo de esos en los que se olvidan los fundamentales de la ley rojiblanca.

Cuando se empieza a dejar de animar, cuando se pierde la confianza en la plantilla, cuando se abandona el credo del entrenador, cuando se discute con el compañero de asiento… Cuando pasan todas estas cosas, uno tiene la sensación de que empieza a asistir al hundimiento.

Cuando se pita a los jugadores que llevan tu camiseta en el campo, cuando se silba al entrenador por un cambio, cuando se enfrentan los jugadores con la grada, cuando cada alineación es criticada, cuando los fallos se echan en cara, cuando se empieza a dejar de animar, cuando se pierde la confianza en la plantilla, cuando se abandona el credo del entrenador, cuando se discute con el compañero de asiento… Cuando pasan todas estas cosas, uno tiene la sensación de que empieza a asistir al hundimiento.

Tal vez sea así, pero yo nunca silbaré a un jugador que lleve la camiseta de mi equipo. No dejaré de animar, aunque se masque la derrota y no dejaré de ilusionarme con una nueva victoria de mi equipo (la victoria más rotunda, aunque estemos en segunda). Porque para mí somos “los mejores porque sí”, porque somos más de corazón (y coraje) que de razón y razones.

El fuego de la pasión colchonera no se apaga nunca y no podemos permitir que traten de extinguirlo. Pero mucho menos, dejar nosotros que se extinga o incluso jugar a apagarlo.

El fuego de la pasión colchonera no se apaga nunca y no podemos permitir que traten de extinguirlo. Pero mucho menos, dejar nosotros que se extinga o incluso jugar a apagarlo. No seré yo el que eche a Simeone del Atleti a base de silbidos. Él se irá cuando crea oportuno y, hasta que llegue ese momento, mi memoria y mi corazón me llevan a aplaudirle y a animarle cada partido. Y sus decisiones las haré mías, aunque no las comparta.

Por eso creo que en estos momentos de zozobra hay que refugiarse en los clásicos. Volver a Región y hacer lo que hacemos desde pequeños: acudir a millares los que gustamos de un fútbol de emoción porque luchan como hermanos… Ya llegará el relevo cuando el tiempo lo determine y ya vendrán momentos para añorar lo que ahora disfrutamos.

Ya vendrán momentos para añorar lo que ahora disfrutamos, por Juan Pedro Valentín