viernes. 03.05.2024
ATLÉTICO MADRID 2 - 1 RCD ALAVÉS

El Atlético se divierte con el Alavés

Juega este Atlético de Madrid a un fútbol alegre, goleador y competitivo. Frente al Alavés volvió a vencer y a convencer. 45 minutos le bastaron al Atleti para demostrar que no sólo era muy superior al conjunto vasco, sino que está en plenas condiciones de seguir compitiendo LaLiga.
Los jugadores del Atlético celebran uno de los goles / Foto: ATM
Los jugadores del Atlético celebran uno de los goles / Foto: ATM

La diversión suele estar directamente conectada con el disfrute. En fútbol, cuando los jugadores de un equipo se divierten haciendo su trabajo sobre el césped el resultado es que la afición de ese equipo disfruta en el estadio. Contra el RCD Alavés, el Atlético de Madrid se lo pasó en grande y la hinchada del Metropolitano  -50.000 en una noche desapacible- siguió saboreando la apuesta futbolística atractiva que desde hace un año Diego Simeone parece haber fijado como modus operandi.

PELOTA JUGADA

Ni un solo patadón  y tentetieso que dañara la vista, todo pelotas sacadas con criterio, buen gusto y seguridad desde la línea defensiva, escalonándose por un estupendo Koke y dos carrileros -Riquelme y Nahuel Molina- que vivieron en campo del Alavés casi todos los primeros 45 minutos.

Mención especial para Rodrigo Riquelme. El canterano volvía a la titularidad y ya desde inicio se le vio con ganas de ser protagonista. Cierto que el Alavés nunca exigió al Atleti en defensa y eso benefició mucho a 'Roro'. La clase, el arranque en velocidad de parado y el manejo de las dos piernas pusieron el resto.

En poco más de 20 minutos el joven canterano del Atleti ya había vuelto loco a su marcador, se adueñó de la banda izquierda, creó peligro de verdad y anotó un golazo en jugada individual y pase de Álvaro Morata (otro de los destacados): controló con el pecho un centro del delantero, dribló en una baldosa a su marcado con la derecha y la colocó en la escuadra al palo corto con punterazo de izquierda en un recurso de fútbol sala fantástico.

No bajó el pistón con ese tanto el Atleti y siguió deleitando al respetable con fútbol de quilates, ante un Alavés que llegaba siempre un segundo tarde a todas las disputas. 

No hubo margen alguno para que el público del Metropolitano pudiera ver nada de Samu Omorodion. El joven delantero fichado por el Atlético y cedido al equipo vasco lo intentó en un par de arrancadas marca de la casa, pero resulta imposible mostrar detalle alguno cuando el balón casi no pasa del medio campo para arriba.

En ese punto, lo único que generaba algo de sospecha era que el Atleti no tuviera un marcador a favor más abultado, porque llegaba por las dos bandas con picante, embotellaba al Alavés en su terreno y, sobre todo, creaba ocasiones de gol como para haber cerrado el partido pronto.

Finalmente, lo hizo al borde del descaso, con jugada personal de Morata. El '9' está de dulce y aprovechó que un buen quiebro suyo al central vasco en la media corona derecha del área se le quedó franca a su zurda, para clavarla en la escuadra. 2-0 y ahí se terminó el partido.

ENTRENAMIENTO 

Los segundos 45 minutos casi fueron un entrenamiento. El Atlético se dedicó a contemporizar y a no gastar demasiada gasolina, mientras que el Alavés daba por bueno levantar bandera blanca y que no le hicieran más goles.

Así hasta que el árbitro Muñiz Ruiz -que no había tenido problema alguno en un encuentro de guante blanco- sabe dios lo que pitó en lo que debió ser el tercer gol del Atlético.

Marcos Llorente -salió muy entonado desde el banquillo- arrancó desde su campo con 50 metros de pradera por delante. Duarte -el lateral del Alavés- le intentó hasta en dos ocasiones hacer un placaje de rugbi que casi desnuda a Llorente, pero la potencia del rojiblanco era tal que no había quien lo sujetara. En el intento, Duarte cae al suelo, Llorente se marcha por su carril, la pone al punto de penalti y Antoine Griezmann anota, pero Muñiz Ruiz decide que no era gol, sino..., bueno, nadie conoce a ciencia cierta qué diablos decide. Simplemente, pita la falta sobre Llorente. Hasta el colegiado era consciente de la enorme metedura de pata que había cometido. 

Así se llegó al final del encuentro, con más de medio Metropolitano habiendo ya abandonado el estadio, sabedor de que el lunes tocaba trabajar y lo visto sobre el campo era suficiente. Sin embargo, a falta de unos pocos segundos para terminar, el Alavés logró el 2-1 en un tiro frontal desde fuera del área. Claramente, Jan Oblak -inédito hasta el momento- se la comió. Los accidentes existen. Lo fundamental es que el Atlético se coloca a tres puntos del liderazgo, con un partido menos y el viernes, si vence a Las Palmas, podría acostarse en cabeza de la tabla.

El Atlético se divierte con el Alavés