sábado. 18.05.2024

Victoria plácida y sin mucha historia del Atlético ante Mallorca

El Atlético de Madrid venció ante el Mallorca y logró sumar así tres puntos muy importantes, que le permiten mantener la distancia frente al Athletic Bilbao en la carrera por meterse en puestos Champions. Un tempranero gol de Riquelme fue lo único digno de verse en el partido. Tras el tanto, los dos equipos decidieron que no tenían el más mínimo interés en jugarse nada más.
Riquelme celebra su gol, acompañado por Koke / Foto: ATM
Riquelme celebra su gol, acompañado por Koke / Foto: ATM

Regresó el Atlético de Madrid en Son Moix al 'unocerismo' cholista de otra época. Un tempranero golazo de Rodrigo Riquelme -el mejor del encuentro- sirvió a la escuadra rojiblanca para lograr lo único que importaba en estos momentos, seguir sumando de tres en tres y mantener la distancia del Atlético con el Athletic Club Bilbao en la disputa que ambos mantienen por hacerse con la cuarta plaza de LaLiga, que da derecho a disputar Champions League la próxima campaña.

Con el triunfo, los de Simeone mantienen la ventaja de seis puntos sobre los bilbaínos. Era el único interés que parecieron interpretar tanto el Atleti como el Mallorca, porque una vez anotado el gol de 'Roro', nada más sucedió el resto del partido.

Simeone salió con un único punta, Ángel Correa, auspiciado en las llegadas desde segunda línea por Marcos Llorente y Samu Lino, además del propio Riquelme. En realidad, lo de 'auspiciado' es meramente una apreciación teorica. En la práctica esas llegadas de los carriles no existieron.

SIESTA DE 85 MINUTOS

No se debe entender como una crítica al Atlético que no disparara a puerta ni una sola vez después de lograr su gol. Simplemente observó que el Mallorca tampoco mostraba interés alguno en amenazar la meta de Jan Oblak y, en esa tesitura, se dejó ir.

Sucedió, eso sí, que conforme se acercaba el final del partido, los de Javier Aguirre apretaron un pelín más y comenzó a sentir la afición atlética ese cierto -y bien conocido- picorcillo en cuello. Ése que hace temer a los rojiblancos algún fallo funesto en los compases finales. Pudo resultar así, pero Oblak lo evitó a falta de cinco minutos para el final.

MORATA

No hubo mucho más para analizar en este encuentro fácilmente olvidable para todo el mundo. Por fortuna, el horario no fue el posterior al almuerzo, de lo contrario los comprensibles bostezos hubieran corrido el riesgo de transformarse de forma inevitable en cabezada.

Lo que no pasó desapercibido fue el gesto muy serio en el rostro de Álvaro Morata, un partido más sentado en el banquillo, desde que fuera sustituido el día de Dortmund. Nada más marcar su gol, Riquelme se fue disparado hasta el banco de sus compañeros y se abrazó largamente con Morata, para dedicarle a él el tanto. Ni en ese momento cambió el rictus el delantero rojiblanco.

En resumen, victoria plácida, sin problemas y sólida del Atlético. Un partido más, un partido menos.

Victoria plácida y sin mucha historia del Atlético ante Mallorca