viernes. 26.04.2024

"Quien controla el relato construye la verdad", por Javier de Paz

Sin medias tintas, lo sucedido en el derbi del Metropolitano con los gritos racistas contra Vinicius resulta "intolerable". Javier de Paz, periodista en DAZN y Goal, reflexiona sobre unos hechos que, sin embargo, van "mucho más allá de eso", y que han afectado a la imagen del Atleti por mucho que esa minoría "no representen ni al club ni a la afición" . Como dice De Paz, "estos actos sólo fueron carnaza perfecta para los que estaban esperándola".

El Metropolitano, durante un derbi / Foto: ATM
El Metropolitano, durante el derbi / Foto: ATM

Quien controla el relato construye la verdad, y esa verdad se nos ha ido por completo a todos de las manos en la última semana. Una gigantesca bola de nieve que acaba en una meta en la que hace demasiados años que deberíamos estar: el racismo es una lacra en nuestra sociedad, sea a quien sea y venga de donde venga. Aunque dé hasta vergüenza ajena tener que reiterarlo, en pleno 2022 es intolerable que se produzca cualquier tipo de cántico contra una persona por el color de su piel. Eso es así, y cualquiera que trate de rebatirlo se está poniendo en evidencia él solo.

Pero lo que ha sucedido (y sigue sucediendo) en los últimos días va mucho más allá de eso, por desgracia. Que se tilde al Atlético de racista no es algo nuevo, pero esta vez ya se le estaba catalogando así desde días antes de jugarse el derbi por unas palabras sacadas de contexto de su capitán, Koke, asegurando que si Vinicius bailaba se iba a liar (spoiler: bailó junto al ramo de flores y frente a los ultras y no se lió). Todo ello aderezado, claro está, por una expresión de un tertuliano ‘chiringuitero’ que sí tenía connotaciones racistas pero que estaba a años-luz de representar la opinión del Atleti. El programa de entretenimiento menos indicado, de hecho, para hablar por ningún rojiblanco. Los ingredientes ya estaban en la olla y a partir de ahí sólo había que encender el fuego.

Desgraciadamente sí que hubo cánticos contra Vinicius en los exteriores del estadio antes del partido. Claro que los hubo. Fueron por parte de una minoría que, por mucho que se empeñen los demás, no representan ni al club ni a la afición, y que hace tiempo que deberían estar fuera por cosas como estas (o mucho peores).

Desgraciadamente sí que hubo cánticos contra Vinicius en los exteriores del estadio antes del partido. Claro que los hubo. Fueron por parte de una minoría que, por mucho que se empeñen los demás, no representan ni al club ni a la afición, y que hace tiempo que deberían estar fuera por cosas como estas (o mucho peores). Estos actos sólo fueron carnaza perfecta para los que estaban esperándola, dando palmas con las orejas cuando llegó el famoso vídeo porque el relato ya estaba a punto de escribirse solo. Ahí siguió girando la rueda. Todas las personalidades del país en contra de los cánticos, algo lógico y necesario para tratar de concienciar a la población pese a que diste mucho de ser un niño en edad de aprendizaje, aunque llame poderosamente la atención la tardanza en ponerse manos a la obra, codo con codo, para plantarse contra un racismo demasiado presente en el día a día de este país fuera del deporte. Y eso debe ser que sí lo ha conseguido el Atleti.

Porque he visto a Eto’o saltando como un mono celebrando un gol en Zaragoza, a Dani Alves comiéndose un plátano tirado desde la grada en El Madrigal, a Busquets y el famoso “mucho morro” en el Bernabéu, a Carvajal con el “mono de mierda” a Jefferson Lerma, a Iñaki Williams y el “uh, uh, uh” en Cornellá o, más recientemente, a Akapo ser insultado mientras salía del terreno de juego en Granada, por citar unos pocos que se me vienen a la memoria, y, casualmente, el único partido que recuerdo que fue suspendido en España fue por llamar “nazi” a una persona con simbología y ‘numeritos’ de dudoso significado, por llamarlo de alguna forma sutil.

Ojalá esta unión entre los aficionados, los políticos y, como no, los medios de comunicación, actores principales de toda la vorágine que se ha montado, sea un punto de inflexión y se acabe de una vez por todas con el racismo que campa a sus anchas en los estadios (y que sigue creciendo cada día en este país, no miremos a otro lado), reaccionando igual de unidos con todo lo que pueda volver a suceder. Sin hacer distinciones, el racismo es inadmisible venga de donde venga y hay que acabar con él.

"Quien controla el relato construye la verdad", por Javier de Paz