Porque es un elemento de identidad.
Porque te hace sentir acompañado, reflejado, atendido, comprendido, escuchado, reforzado.
Porque la autoestima modela el carácter. Contribuye a que la vida sea más intensa y cálida. La de cada uno, la de todos.
Porque siempre te has sentido unido a la gente de tu equipo, sean ricos, pobres, de aquí, de allí, de más allá o de sitio alguno.
Por las infancias pasadas soportando -con desafiante orgullo- que te dijeran, “eres del “patético de Madrid”; mientras la mayoría de tus compañeros de clase lo eran de ese otro tipo de equipo que confunde valor y precio.
Porque siempre te has sentido unido a la gente de tu equipo, sean ricos, pobres, de aquí, de allí, de más allá o de sitio alguno.
Por las décadas de negación de la existencia en los medios de comunicación.
Porque existe una naturaleza absolutamente imperturbable de sonrisa plena cuando tu equipo gana y de, “mañana será otro día”, cuando pierde.
Por las décadas de negación de la existencia en los medios de comunicación.
Porque formar parte de una tribu no es lo mismo que perderte en la masa.
Porque tu fuerza no es arrogancia ni inmodestia. No es autocomplacencia. Sí capacidad de superación, de lucha.
Porque conservas la memoria libre de atavismos excluyentes. La que mantiene vivos vínculos con la cultura del esfuerzo, la supervivencia, la tenacidad. Con,“vamos adelante pase lo que pase”.
Por los años en los que nunca has podido desayunar leyendo las noticias de tu Atleti.
Porque resulta de una placidez desacomplejada no amenazar.
Porque conservas la memoria libre de atavismos excluyentes. La que mantiene vivos vínculos con la cultura del esfuerzo, la supervivencia, la tenacidad. Con,“vamos adelante pase lo que pase”.
Porque hacía falta que hubiera un poco de más Atlético. De manera profesional, crítica, abierta.
Por tus abuelos, por tus padres, por tus hijos, por ti. Pon un poco de Más Atlético en la vida.