viernes. 03.05.2024
ATLÉTICO MADRID 3 - 2 CÁDIZ CF

Este Ángel es un diablo

El Atlético de Madrid logró voltear el marcador y hacerse con la victoria ante un Cádiz CF que no le perdió nunca la cara al partido y que, de no ser porque al Atleti se le volvió a aparecer Ángel Correa, tal vez el resultado hubiera sido diferente. En todo caso, los rojiblancos ganaron y ganaron bien.
Ángel Correa logra el primero de sus goles / Foto: ATM
Ángel Correa logra el primero de sus goles / Foto: ATM

En el fútbol presente, en el que muchos de los jugadores habitan únicamente el universo de las redes sociales, los videojuegos en línea y el egoísmo por encima de cualquier otra consideración, existen también tipos que parece que proceden de otro tiempo, de un tiempo anterior, en el que se jugaba a la pelota en la calle y se pensaba como primer objetivo vital luchar para que tu familia no pasara privaciones materiales.

Tipos que aprietan los dientes ante la adversidad y que respetan la jerarquía del vestuario. Sabedores de que en ella el entrenador siempre es el jefe y que los veteranos lo son por algo. Elementos conocedores de su calidad, pero silentes cuando te dejan en el banquillo, en lugar de escribir mensajes en Instagram o recalentar el ambiente del equipo 'largando' contra el mister porque no te pone lo que tú crees que mereces.

Tipos que juegan los minutos que sea -10, 15 o un partido completo- como si todo lo demás no importara, por más que al encuentro siguiente te toque volver a demostrar tu valía. Y al otro. Y al otro.

Bueno, pues el Atlético de Madrid tiene a uno de esos maravillosos ejemplares. Se llama Ángel Martín  Correa Martínez y es argentino. Frente al Cádiz CF volvió a asumir su condición de jugador honesto, de antes, ajeno al tiempo presente. Gracias una vez más a él, el Atlético logró voltear el marcador y hacerse con la victoria ante un rival que nunca le perdió la cara al partido.

DEFENSA DE PLASTILINA

Antes de que el Cádiz comenzara a asaltar el Metropolitano, había merecido el Atlético ir con solvencia por delante. Hasta dos ocasiones clarísimas dispuso Antoine Griezmann para batir a Ledesma, el portero del Cádiz.  A poco de arrancar el encuentro, el francés se encontró con el poste para evitar el tanto. Y unos poco minutos después fue el pecho del guardameta cadista el que evito el gol, en una ocasión esta segunda incluso más clara que la primera del poste. También en la segunda parte dispuso de otras tres muy buenas: una vaselina a la escuadra que evitó volando Ledesma, una falta que se marchó lamiendo el palo y una colocadita que no entró por centímetros.

Pero en un abrir y cerrar de ojos lo que parecía la crónica de una fiesta presentida se tornó en depresión por mor de una defensa del Atleti de plastilina. Cierto que la primera diana del Cádiz vino precedida de una falta en la mitad del campo a Rodrigo Riquelme -el árbitro Iglesias Villanueva se abstuvo y validó el tanto-, pero esa circunstancia no obvia que un equipo de la talla del Atleti no puede permitir que una pelota cruzada por todo el frente de su área sea atajada sólo con la mirada por los defensas, incluido Nahuel Molina, al que robaron la tostada en el momento del gol.

Parecida historia en el 0-2. Todavía no se había repuesto el equipo rojiblanco del mazazo cuando un saque en largo del portero amarillo fue cabeceado de forma errónea por Azpilicueta hacia su portería y Roger le gana en velocidad al hombre de cierre, Axel Witsel. Picada por arriba y a sufrir. Pudo incluso ser peor, si Fali llega a meter un tirazo desde su campo, que se escapó por centímetros.

APARECIÓ CORREA

Comenzaron a presagiarse malos augurios en el Metropolitano, pero Azpilicueta enmendó su desacierto anterior. Esta vez en ataque. Centró milimétricamente un balón al centro del área del Cádiz y, ratoneando entre los centrales, Correa la clavó de cabeza. 1-2 y olor a remontada.

Que llegó. Y lo hizo nada más arrancar la segunda parte. Jugadón de Correa, llegando a la línea de fondo y cediendo atrás de tacón a Llorente. Su intento de remate es desviado por el portero, pero la caza otro redimido, Nahuel, empalmando de derecha a la red. 2-2.

El tercero llegó por la banda de un muy inspirado Samuel Lino y un igualmente acertado todo el partido Saúl Ñíguez (ya es el máximo asistente de LaLiga, con cinco pases de gol), que hace por la izquierda el pase de la muerte para que Correa hiciera hervir de felicidad a casi todo el Metropolitano.

A casi todo, porque los radicales del fondo sur no tuvieron mejor idea que celebrar la remontada y el tanto rojiblanco que abandonando sus asientos. Al igual que muchos futbolistas viven en su universo paralelo, esta gente del fondo sur habita el suyo propio. En ese ecosistema, decidieron protestar porque al parecer dos de sus integrantes fueron expulsados del campo por apropiarse de dos balones. Nadie les echó de menos, la verdad.

Este Ángel es un diablo