viernes. 26.04.2024
Once inicial del Atlético / Foto: ATM
Once inicial del Atlético / Foto: ATM

IVO GRBIC: Señalado.

No tuvo realmente que realizar parada alguna. Y aún con todo, el bueno de Grbic salió señalado del partido frente al Elche, porque fruto de un grosero fallo suyo por alto en una pelota sacada desde la banda sin tensión ni peligro, el equipo ilicitano anotó el único tanto del encuentro.

NAHUEL MOLINA: Disculpado.

Dentro de la tónica mala de casi todo el equipo, al menos Nahuel Molina lo intentó en la primera parte, con algunos centros con intencionalidad que no encontraron rematador. No porque no estuvieran bien puestos (que lo estaban), sino porque los posibles rematadores siguieron con la mirada las acciones y, que se sepa, no se conoce a fecha de hoy que alguien haya podido anotar con la mirada.

JOSEMA GIMÉNEZ: Irreconocible.

Cuando a un jugador uruguayo le quitas la intensidad, le quitas todo. Innecesario añadir nada más.

AXEL WITSEL: Reumático.

El partido de Axel Witsel puede quedar resumido a la perfección en la siguiente jugada: mediada la segunda parte, el delantero centro del Elche Lucas Boyé disputa una pelota en el centro del campo a Witsel. El belga hace de cierre, con 30 metros detrás suyo. Boyé -que tampoco es un fórmula 1 en velocidad punta ni Garrincha en el drible- casi hace necesario el ingreso de los servicios médicos del Atlético para colocar una prótesis de cadera a Witsel. La jugada finalizó 10 segundos después con balón fuera. Es el tiempo que empleó Witsel en conseguir regresar hasta su área.

MARIO HERMOSO: Desaparecido.

Acompañó a sus compañeros en la celebración del 'Día de la Desidia'. Sin noticias de sus pases en largo, la salida de pelota o la contundencia en defensa.

YANNICK CARRASCO: De vacaciones.

El carrilero belga decidió que el parón por la final de Copa no terminaba este domingo. No corrió ni para arriba, ni para abajo. Tampoco le apetecía sacar bien los pocos corners de que dispuso el Atlético a favor.

KOKE: Inexplicable.

Tampoco el capitán del Atlético mostró el mínimo de alma que se le demanda a un brazalete rojiblanco cuando sus compañeros bajan los brazos de inicio. Él es la extensión de Simeone en el campo. Decidió no serlo hoy. Aunque casi lo peor de todo lo ofreció Koke tras el partido, en sus declaraciones a pie de campo, intentando explicar lo inexplicable. Tendría que haber sino lo que Koke siempre es, honesto. Y lo honesto hubiera sido admitir que los jugadores no fueron todo lo profesionales que debieron.

GRIEZMANN: Salvado.

Su primera mitad estuvo en la misma línea que la del resto de sus compañeros, pero al menos a Antoine Griezmann se le observó un poco de orgullo herido ante lo que estaba haciendo el equipo. El francés hizo lo único mínimamente digno de una entidad como el Atlético de Madrid.

THOMAS LEMAR: Invisible.

Hasta que tuvo que ser retirado por lesión (una más), Lemar pasó casi desapercibido. Lo máximo que llegó a llamar la atención era su rostro de fatiga, incluso cuando aún no se había llegado ni al final de la primera parte.

RODRIGO DE PAUL: Asfixiado.

Si a Lemar se le observó fatigado desde el inicio, a Rodrigo de Paul le faltó una de sus virtudes, los pulmones. Sin oxígeno, el argentino se transforma en un jugador de medio pelo. Frente al Elche exhibió esa ausencia de aire.

ÁLVARO MORATA: Desconectado.

Remató dos pelotas de cabeza. Las dos, de centros medidos procedentes de Nahuel Molina y De Paul desde la banda, uno al comienzo de la primera mitad y otro a punto de finalizar la segunda. En el primer caso, hizo un buen escorzo, que desbarató el portero del Elche. En el segundo, solo para empujarla al fondo de la portería, remató con un pómulo y la mandó incomprensiblemente fuera.

CAMBIOS

ÁNGEL CORREA: Digno.

Los 20 minutos largos que jugó Ángel Correa al menos le metió algo de intensidad y orgullo a las acciones. Lástima que la mayor parte de sus compañeros tuvieran otra idea.

PABLO BARRIOS: Sin ganas.

Simeone le dio al canterano 20 minutos también para que saliera a comerse el pasto. Se colocó junto a Griezmann en la medular y arrancó deseoso, pero se contagió de la desidia general del equipo en pocos minutos. 

CARLOS MARTÍN: Sin calificar.

SERGIO REGUILÓN: Sin calificar.

Así jugaron