martes. 30.04.2024
ATLÉTICO MADRID 3 - 1 REAL MADRID

El Atleti demuestra que con intensidad es capaz de poner en su sitio al Real Madrid

Únicamente cuando es intenso este Atlético de Madrid vence. Frente al Real Madrid, lo fue y por eso puso en su sitio a los blancos y se llevó el derbi del Metropolitano. Dos goles de un enchufado Morata y uno de Antoine Griezmann hicieron felices a los aficionados rojiblancos.
Morata celebra un gol / Foto: ATM
Morata celebra su segundo gol / Foto: ATM

Hubo más goles que fútbol en el derbi del Metropolitano. Por parte de los dos equipos. Pero el Atlético de Madrid demostró al Real Madrid que en igualdad de condiciones futbolísticas, la intensidad rojiblanca hace sucumbir a los blancos.

Hoy además, durante toda la segunda parte, la escuadra de Simeone hizo sufrir a la merengue. De manera singular en el último tercio de partido, con el marcador ya 3-1 y las gradas del estadio coreando reiterados "Ole..., ole..., ole", mientras los jugadores atléticos se la pasaban al primer toque y los madridistas perseguían sombras y sólo deseaban que el colegiado Arberola Rojas -acertado arbitraje el suyo- pitara el final cuanto antes mejor. 

UN MORATA ENCENDIDO, SE REIVINDICA

Fue el derbi de Álvaro Morata, sin lugar a dudas. Todo lo que hizo, lo hizo bien. Anotó los dos goles decisivos y en momentos del partido claves, sobre todo el segundo de su cuenta particular (el 3-1). No se había llegado aún al minuto 10 de la primera parte y ya se intuía  que el flanco derecho del Real Madrid iba a sufro de lo lindo, con Samuel Lino desbordando siempre a Fran García y Saúl Ñíguez cortando por el carril del '7'.

Si además los centrales del Real Madrid estaban empeñados en facilitar las cosas -Alaba y Rüdiger estuvieron desastrosos todo el encuentro-, no sería la delantera atlética la que se opusiera a ello. De modo que en esos primeros compases Lino se la puso medida al área chica a Morata en centro cruzado y el delantero rojiblanco se coló por alto y desde el punto de penalti la cruzó de cabeza imposible para Kepa Arrizabalaga.

Morata, además de marcar, apareció encendido tras anotar, con una sentidísima celebración que no hubiera envidiado lo más mínimo la que hubiera llevado a cabo cualquier canterano que llevara toda la vida en el Atleti. Totalmente fuera de sí, dedicó el gol a una grada enardecida también, mientras el delantero se besaba repetidas veces el escudo y se tocaba el corazón.

Tras el encuentro se le preguntó en Dazn y Morata fue claro, "quiero ganar un título con el Atleti".

 

Todavía se celebraba el primer tanto en el estadio cuando llegó el 2-0 en una jugada casi calcada. Lino vuelve a romper las líneas defensivas blancas, se la pasa a Saúl, que llega a línea de fondo y la centra al mismo punto de penalti. No fue un centro tenso, pero sí preciso. El giro de cuello de Antoine Griezmann hizo el resto, poniéndola justo en el mismo ángulo que el tanto anterior de Morata.

DEFENSA ATLÉTICA FALLONA

A partir de ahí el escenario cambió de manera radical. El Atleti se echó tan atrás, que prácticamente los once jugadores (incluidos Morata y Griezmann) estaban defendiendo en su propia área. Por momentos, hasta en el área chica.

Se intuía que podía pasar, y pasó. Dejar al Real Madrid que te domine desde la corona de tu área y que pueda disparar sin oposición alguna en esa zona resulta jugar a la ruleta rusa. En una de esas la cogió Toni Kroos (el mejor de los blancos mientras le duró la gasolina) y la clavó desde lejos pegada al palo derecho de Jan Oblak, que no pudo evitar el gol.

Lo cierto es que faltaban 15 minutos todavía para irse al descanso y todo el sistema defensivo del Atlético era un flan. Nahuel Molina y Mario Hermoso perdiendo balones cruzados (especialmente Molina), que hacían presagiar males mayores.

Por suerte para el Atleti, los delanteros blancos no tuvieron su día, de lo contrario tal vez la historia hubiera sido otra. Al punto que Arberola Rojas anuló el 2-2 a Camavinga, por fuera de juego previo de Rüdiger. Bien anulado.

SEGUNDA PARTE ATLÉTICA

La segunda parte arrancó igual que la primera, con un gol de cabeza de Álvaro Morata nada más comenzar a jugarse el balón. Muy buena llegada hasta el fondo de Saúl, que la puso y Morata la cazó ante otro fallo garrafal de los centrales blancos.

Y a partir de ahí ya casi no hubo más sufrimiento para el Atlético. Los nervios se calmaron, Griezmann tomó la batuta (Koke tuvo que quedarse en el banquillo y lo sustituyo un acertado Witsel) y cuando el francés juega, el Atlético es feliz.

Una felicidad trasladada a la grada rojiblanca, que vio como el primer derbi del año se quedó en el Metropolitano. Poner al Madrid en su sitio siempre alegra los corazones atléticos.

El Atleti demuestra que con intensidad es capaz de poner en su sitio al Real Madrid