lunes. 29.04.2024

El Atlético golpea más y vence de forma agónica al Feyenoord

El Atlético de Madrid logró ante el Feyenoord su primera victoria en Champions League de la temporada. Hasta en dos ocasiones hubieron de remontar los rojiblancos, que terminaron los últimos 20 minutos encerrados en su campo y pidiendo la hora. la agónica victoria hace bueno el empate en Roma ante el Lazio y coloca al Atleti primero de su grupo de clasificación.
Morata y Griezmann, los goleadores / Foto: ATM
Morata y Griezmann, los goleadores / Foto: ATM

Hace tres semanas el Atlético de Madrid mereció ganar ante el Lazio y los romanos le arrancaron la victoria en el último segundo del partido con gol de su portero. Este miércoles, en cambio, se dio la historia contraria. Nadie se hubiera llamado a engaño si el Atleti hubiera salido del Metropolitano empatando con un buen Feyenoord, pero el triunfo quedó del lado colchonero. Cosas del fútbol. Cosas del Atleti.

El resultado hace bueno, además, el empate de Roma, pero perfectamente pudo ocurrir que a esta hora la afición rojiblanca ya empezara a ver de nuevo los fantasmas en Champions League de la temporada pasada, en la que el Atlético quedó apeado a las primeras de cambio.

Tampoco sería justo dramatizar, porque aún habrían quedado muchos partidos por delante en la fase de clasificación, pero un empate hubiera complicado la vida a los del 'Cholo', que salieron ante el equipo holandés casi como si la cosa no fuera con ellos.

Prueba de esta especie de molicie mostrada por los jugadores colchoneros de inicio fue que en el minuto 6 de la primera parte el Feyenoord ya se había puesto por delante (0-1) con un autogol de Mario Hermoso y, pese al rápido empate, se volvieron a adelantar (1-2). Estuvo más cerca el tercero que lo que finalmente sucedió, el 2-2 antes de irse a vestuarios.

DEFENSA FLÁCIDA, MORATA TENSO

Aún con la probada capacidad de reacción exhibida por el Atlético, a Simeone se lo llevaban los demonios en la banda. No podía comprender cómo sus jugadores defendían con una flacidez impropia de un equipo que se precie de inspiración cholista.

Por suerte para el Atleti, el Feyenoord mostró una virtud, que sabía a qué quería jugar; pero al tiempo también un defecto: defendía aún peor que los rojiblancos. Álvaro Morata -el mejor del partido, junto a Jan Oblak- en dos ocasiones anotó para el Atleti de forma parecida, sorprendiendo en llegada la espalda de la defensa holandesa; más el gol de Antoine Griezmann, permitieron comenzar a sumar de tres en tres al Atlético en Champions.

Honestidad obliga, en esta ocasión el árbitro francés François Letexier interpretó a favor de inventario rojiblanco la cada vez más confusa reglamentación sobre el fuera de juego. De forma legalmente correcta en el primer gol de Morata (VAR mediante) y, singularmente, en el 3-2 anotado también por Morata: pelota cruzada por Nahuel Molina al área del Feyenoord que Griezmann, en fuera de juego, no logra controlar. El balón sigue su trayectoria y en el segundo palo es atrapado por Morata para marcar. Los holandeses se quejaron amarga e infructuosamente del fuera de juego de Griezmann. El colegiado y el VAR interpretaron que el gol era válido, porque el delantero galo no intervenía de manera determinante en el desenlace final de la jugada. 

20 MINUTOS PIDIENDO LA HORA

Al Atlético se le notó muy cansado cuando aún restaba casi media hora para finalizar el partido. Hay jugadores, como Axel Witsel -muy mal durante todo el encuentro-, que están con la reserva. Griezmann hubo de ser sustituido en el 70 con síntomas evidentes de fatiga.

La plaga de lesiones que sufre el Atleti es la gran responsable de ese cansancio. Sobre el césped esta lacra se tradujo en un equipo rojiblanco atrincherado en su propio campo, incapaz de traspasar la línea medular, pegando gorrazos a ninguna parte y suplicando por el final del partido cuando aún restaban por jugarse...¡20 minutos...!

La medida de esta realidad la ofreció un hecho: el Feyenoord pateó 15 corners (casi todos en la segunda mitad del partido) y, en los últimos cinco de ellos, el portero holandés subió siempre a rematarlos, dejando vacía por completo su meta.

Hubiera bastado con que en una sola de esas ocasiones el Atlético hubiera llegado simplemente al medio campo para marcar a placer y cerrar así el partido, porque nadie defendía la portería rival, pero fue incapaz siquiera de lograr eso.

En todo caso, se logró la victoria y los casi 60.000 hinchas rojiblancos y los que siguieron el partido desde casa terminaron felices. Agónicos, pero sonrientes. Lo que bien acaba, bien está, debieron de pensar.

El Atlético golpea más y vence de forma agónica al Feyenoord