sábado. 27.04.2024
ATLÉTICO MADRID 2 - 1 INTER MILÁN

Bellissimo Atlético..., carissimo Oblak

Felicidad máxima para el Atlético de Madrid, que logró vencer en la eliminatoria de Champions League al Inter de Milán. Partido para el recuerdo rojiblanco, victoria estratégica de Simeone y delirio atlético en un enfrentamiento pleno de emoción, fútbol vibrante y épica hasta el último instante. Se terminó de decidir en la tanda de penaltis, con un inmenso Jan Oblak.
Locura atlética / Foto: ATM
Locura atlética / Foto: ATM

Disputar la Champions League constituye un puntal financiero para las arcas de los equipos. Especialmente, para equipos de las dimensiones del Atlético de Madrid. Pero, al margen de esas consideraciones tan crematísticas como necesarias, jugar esta competición en noches en las que se ven duelos como el protagonizado entre el Atleti y el Inter de Milán dan sentido pleno a la magia del fútbol. Es entonces cuando la Champions recupera el sabor de la vieja Copa de Europa. Es entonces cuando la afición colchonera agradece ser de este equipo.

Pocas escuadras en Europa asumen como lo hace el Atlético el significado de una narrativa épica. Ante el Inter, el equipo de Diego Simeone -nacido para sentir y hacer sentir- sintió desde el primer instante que el Metropolitano iba a presenciar escenas muy similares a las experimentadas justo hace cuatro años en Anfield, con aquel doblete de Marcos Llorente ante el Liverpool. Si esa noche Simeone sentenció que lo vivido "quedaría en la historia del Atlético de Madrid", lo mismo cabría subrayar tras la victoria ante el Inter de Milán.

Arrancó el Atlético a por todas, presionando en bloque alto la salida de pelota de los nerazzurri y tirando la línea defensiva de Stefan Savic (el mejor partido de su temporada), Axel Witsel (insuperable) y Mario Hermoso casi en la medular del campo; con Samuel Lino percutiendo por el carril izquierdo -casi marca en el minuto 10- y Marcos Llorente (se vació en el campo) intentando realizar lo propio por el derecho, pese a que Nahuel Molina (no dio una a derechas) no le acompañó en momento alguno del encuentro.

LOS GOLES

Sin embargo, fueron los italianos los que casi hielan la sangre al Metropolitano. Si no lo hicieron a la primera fue únicamente porque Jan Oblak lo evitó con dos paradones marca de la casa. Minutos después no pudo hacer más y Dimarco sí que anotó el 0-1 y casi hace añicos las esperanzas rojiblancas.

Apareció no obstante de nuevo esa épica de los héroes imposibles, porque no habían transcurrido ni cinco minutos desde el gol interista -tiempo en el que las casi 70.000 personas del estadio no pararon de seguir animando- cuando Antoine Griezmann agarró en giro fulgurante sobre sí mismo un rechace en el área y devolvió con un gol la luz a la eliminatoria, 1-1. El estallido de júbilo fue tal que hasta Simeone se lesionó en una pierda celebrando el gol.

EL DELIRIO

Con todo por decidir comenzó el segundo tiempo, que fue casi en su totalidad del Atlético de Madrid. Cierto que el Inter tuvo un par de oportunidades muy claras para haber cerrado la eliminatoria a su favor, con el Atleti ya lanzado a tumba abierta al ataque buscando el tanto que le faltaba para garantizarse la prórroga al menos. Pero igualmente cierto fue que los rojiblancos malograron hasta tres ocasiones nítidas de gol, incluyendo un balón al palo, por dentro, de un formidable Memphis Depay, que había salido desde el banquillo.

Ese gol no llegó hasta casi el final, en una asistencia maravillosa de Koke -estupendo todo el choque-. El capitán supo ver el hueco dentro del mar de piernas del Inter para que Memphis, esta vez sí, domara la pelota y la cruzara al fondo de la red.

El delirio del Metropolitano habría sido apoteosis si, a segundos de finalizar el partido, Rodrigo Riquelme hubiera simplemente empujado dentro la asistencia de Ángel Correa -partidazo del argentino, también desde el banco-. Se le marchó alto al canterano y así hasta la prórroga y los penaltis.

Esa apoteosis tuvo justamente que esperar hasta la tanda desde los 11 metros. Allí emergió de nuevo Jan Oblak, deteniendo dos de los cinco disparos interistas, a los que se sumó el definitivo, enviado al segundo anfiteatro por Lautaro Martínez. Marró, por tanto, tres de los cinco lanzamientos el Inter. Ver para creer.

Este viernes el Atlético de Madrid regresará a donde le pertenece, al bombo del sorteo de los ocho mejores equipos de Europa. Lo que suceda a partir de ahora será ya otra historia.

Bellissimo Atlético..., carissimo Oblak