viernes. 26.04.2024
Griezmann y Hermoso celebran el segundo gol del Atlético
Griezmann y Hermoso celebran el segundo gol del Atlético

Salió muy bien el Atlético de Madrid. Salió muy bien Joao Félix. Esta afirmación, por básica que aparezca, está muy cerca de convertirse en una tautología. Como 'la nieve blanca' o 'la noche negra'. El juego de Joao es al Atlético lo que las figuras retóricas en la composición de versos, pura poesía. Cuando el portugués juega -y logra que no le machaquen mucho los tobillos-, el Atleti amenaza.

Parecía especialmente motivado Joao Félix -ex Benfica y, por tanto, rivalidad máxima con el Porto-, buscándole con insistencia las cosquillas a Pepe. Cada vez que el ex madridista tocaba la pelota, el Metropolitano rugía, pitaba, bramaba, recordando agravios pasados.

No pareció, sin embargo, que a Pepe le influyeran mucho los pitidos, a tenor de que el veterano brasileño-portugués no se dejó sobrepasar nunca por Joao en la primera mitad. Mucho más joven y veloz el '7' del Atleti, pero no se puede negar el tremendo oficio de Pepe, camino de cumplir los 40 años. Tampoco Carrasco consiguió marcharse nunca de él. Mediado el segundo acto, ahí sí logró Joao Félix atraparlo en campo abierto en velocidad y con el depósito del veterano en reserva. Falta y tarjeta. Lo peor para Pepe estaba por llegar, pero eso ya fue otra historia a la que convendrá regresar luego.

El problema para el Atlético es que este entusiasmante buen todo de la escuadra de Simeone duró lo que mantuvo la capacidad de jugar la mayor parte del tiempo en campo del Porto. Y eso solo fueron los primeros 10 minutos. 

En ese intervalo de tiempo, el Metropolitano se las prometía muy felices y observaba cómo el Atlético apretaba, dominaba y amenazaba con presión y mordiente, sustanciado todo en el minuto 8 por una falta ejecutada en la bota derecha de Yannick Carrasco, con precisión desde el pico izquierdo del área del Oporto, que salió acariciando el larguero por fuera y levantando de los asientos a los casi 50.000 colchoneros (el resto eran dragones).

NAHUEL MOLINA, UN FLAN

Finalizados esos primeros diez minutos, el Atleti perdió casi por completo el mando del partido. El Porto le quitó la pelota y comenzó a asediar por momentos el arco de un Jan Oblak nuevamente salvador y un Nahuel Molina al que le temblaban las piernas con cada ataque de los delanteros del equipo portugués, especialmente Evanilson y Eustáquio, los mejores de Los Dragones.

Nahuel sigue sin poder ofrecer la seguridad atrás que requiere el equipo. Evanilson le amargó toda la primera mitad. Antes de cumplir el primer cuarto de hora, Axel Witsel ya le salvó la vida a Nahuel y al Atlético. Juagada personal en banda de Evanilson y Eustáquio encaró para fusilar solo a Oblak en un uno para uno. Witsel estuve perfecto. Aguantó y le robó el gol al luso-canadiense.

Lamentablemente, la película de terror de Nahuel no terminó ahí. Si antes fue Witsel quien le cubrió la espalda, minutos después fue Saúl in extremis quien se encargó de evitar lo fatídico en otro fallo del lateral derecho argentino.

Casi todo el peligro del Porto llegó en la primera mitad por la banda de Nahuel Molina. El Porto entendió que volcando el juego por esa zona la vida les iba mucho mejor que cuando lo intentaba teniendo que ir a la guerra contra un perfecto Reinildo, en el otro costado.

La concatenación de errores estuvo a punto de completarla Nahuel con una cesión fake al estilo de la que costó el gol en Liga frente al Villarreal. Por fortuna para el Atlético, Fernando Andrade no supo agradecer el regalo y la manó fuera, solo, a un metro de Oblak. El árbitro tuvo a bien pitar el final de la primera parte y Simeone también tuvo a bien dejar a Nahuel en la caseta.

Y EL METROPOLITANO ABRONCÓ AL 'CHOLO'

No comenzaron mejor las cosas en la segunda mitad, en la que Simeone metió de inicio a Thomas Lemar y a Rodrigo De Paul. El francés fue de menos a más, el argentino sigue en su tónica de desorientación. Nunca tira la toalla y le pone toda la intención y las ganas posibles, pero perdido. Con mucho margen de mejora.

Si en la primera mitad el Porto fue claramente mejor, en la segunda no solo mejor, sino mucho mejor que el Atlético, con un mediocampo rojiblanco incapaz de controlar el juego y taponar los arreones cada vez más peligrosos del Porto. En esos instantes, la afición colchonera bendecía a los médicos del Atléti por lograr recuperar a Jan Oblak de su lesión para llegar a tiempo a este partido.

El meta esloveno se colgó la capa de Supermán y voló a la escuadra en el minuto 50 para salvar nuevamente a su equipo, en lo que fue la parada del partido. No terminó ahí la cosa. Hasta en cuatro ocasiones más Oblak metió manos valedoras de tres puntos.

El Oporto se quedó con diez jugadores (faltaban aún más de 20 minutos por jugarse) por una expulsión estúpida de su delantero centro, que pegó un piscinazo formidable, y el colegiado polaco Szymon Marciniak sancionó sin dudar con amarilla. Ya tenía otra de la primera parte. Roja, por tanto.

Pero incluso con diez jugadores, los portugueses seguían dominando y atacando, salvo una jugada aislada por banda derecha de De Paul y Llorente, que terminó con gol de Koke, anulado por muy justo fuera de juego de De Paul.

Lo único que en ese punto era capaz de inquietar mínimamente a los portugueses seguía siendo otro portugués, Joao Félix. Y solo cuando en muy contadas ocasiones lograba apropiarse de un balón y enfilaba solo contra todo el Oporto, que normalmente solo podía pararlo con falta.

En una de esas jugadas individuales con falta final, no pitada en este caso, Joao no regresó a defender, el 'Cholo' lo abroncó desde la banda y minutos después lo sustituía por Ángel Correa.

Fue entonces cuando el Metropolitano abroncó mayoritariamente al Cholo por ese cambio. Es cierto que en otras ocasiones ha habido protestas o murmullos, pero nunca se había notado una reacción de esos decibelios (duraron solo unos segundos). 

Se le preguntó luego en rueda de prensa posterior al partido a Simeone por esa bronca del público y el Cholo la aceptó con honestidad. "Ni me molesta, ni me sorprende", dijo el técnico argentino, que comprendió lo sucedido.

EL TERCER TIEMPO

Nueve minutos de descuento dio el árbitro Szymon Marciniak. Y no se le fue la mano. Fue un descuento tan justo como merecedor de pagar una entrada para acudir a ver un partido que, hasta ese momento para los atléticos, y en palabras del Cholo, "fue un partido malo de nuestra parte".

Fueron nueve minutos de delirio, de desborde, de emociones, de desenfreno, de reivindicaciones, de encuentros, de locura, en fin. Y con el hombre del partido, Antoine Griezmann, y el golpe de emoción llamado Mario Hermoso.

Antoine Griezmann, elegido 'Hombre del partido' por la UEFA / Foto: ATM
Antoine Griezmann, elegido 'Hombre del partido' por la UEFA / Foto: ATM

Dentro ya de ese descuento, quien sustituyó al abroncado cambio de Joao, Ángel Correa, agarró la pelota y encaró el área directo a puerta. Hizo jugada personal para cederla a otro de los cambios introducidos por Simeone, Mario Hermoso, que marcó el 1-0. 

¡Qué hermoso lo de Hermoso! Sacó todo lo acumulado dentro de sí y se marchó enloquecido, tras marcar, a abrazarse literalmente con la grada del Fondo Sur, la misma en la que dos energúmenos le insultaron hace algunos días, cuando Hermoso se revolvió contra ellos en defensa de Griezmann. El delirio, mientras Hermoso se besaba el escudo del Atleti y abrazaba a un estadio entero. Ni un talentoso guionista de cine habría podido tejer mejor un argumento así. Aunque aún restaba lo mejor por suceder.

Hermoso y Griezmann en la apoteosis final del Atleti / Foto: ATM
Hermoso y Griezmann en la apoteosis final del Atleti / Foto: ATM

La alegría duró solo un minuto, Lo que tardó el Porto en enviar un balón al área de Oblak que, diosa fortuna..., despejó el propio Hermoso y golpeó con la mano. Penalti y 1-1.

Cuando el empate era lo que rumiaban muchos, quedaba la apoteosis última. Nuevamente, otro de los cambios, el del minuto 60, Antoine Griezmann, que fue el mejor del partido, por más que solo pueda jugar lo que puede jugar.

Últimos segundos. Último córner para el Atlético y Griezmann agarra un balón suelto en el segundo palo que emboca de cabeza en la portería ante la impotencia..., sí, de Pepe, el ex madridista del comienzo de esta crónica, que no pudo evitar lo inevitable, la victoria del Atlético en su debut de Champions League y la explosión de alegría de una afición que ya no maldecía, solo sonreía y era feliz, pese al mal partido de su equipo. Fue Hermoso, Grizzi.

¡Griezmann..., qué 'Hermoso' eres...!