Sergio Reguilón y el Atlético de Madrid conocen bien que no andan demasiado tranquilos los ánimos en parte de la afición rojiblanca con la llegada del lateral del Tottenham, cedido por un año al Atlético.
Seguramente por ello el club ha recomendado al chaval que ponga el acento en pronunciar una frase que, ¡Aúpa, Atleti!, en boca de un canterano del Real Madrid conlleva una carga semántica de connotaciones añadidas.
Reguilón afirma en estas primeras declaraciones -realizadas a los medios oficiales del club- sentirse "feliz de llegar al Atlético de Madrid", un equipo del que Reguilón afirma que "siempre dice a todo el mundo que es un club que tiene que pelear por todo", y para lo cual cree que puede aportar "potencia y experiencia acumulada en todo lo que determine el entrenador".
Las suspicacias (o el rechazo directo) de parte de esos sectores de la hinchada derivan del pasado madridista de Sergio Reguilón. Hace unos días Diego Simeone intentó despejar esa distancia argumentando que leyendas del Atlético, como Juanfran o Filipe Luis, también fueron canteranos del Real Madrid. Añadió a la lista nombres presentes, como Morata o Marcos Llorente.
No se han aplacado, sin embargo, estos recelos de esa parte de la afición colchonera, que ahora afea también que Reguilón llegue aún lesionado. Tampoco les gusta el hecho de venir como únicamente cedido. Entienden que es síntoma, a tenor de lo que expresan estos aficionados en redes sociales, de la falta de confianza que en el jugador deposita el club.
Pese a haber pasado de manera satisfactoria el pertinente reconocimiento médico y de que desde esta misma tarde ya ha estado a disposición de Simeone, no podrá entrenar ni debutar hasta dentro de unas semanas (entre dos y cuatro, posiblemente), dado que aún está convaleciente de la operación de pubalgia a la que fue recientemente sometido Reguilón. Sí, en cambio, se ha unido ya a la dinámica del grupo.
