viernes. 26.04.2024
El Real Madrid celebra la victoria / Foto: RMCF
El Real Madrid celebra la victoria / Foto: RMCF

No sirve de nada explicar quién dominó el encuentro, quién tuvo más ocasiones, quién jugo mejor o quién tiro más a puerta. Ni eso ni las estrategias, ni los cambios. Nada explica cómo por tercera vez el Real Madrid logra remontar en el último momento cuando nadie lo espera. O quizás sí. Quizás la única explicación pase por eso, por una sensación que se apodera del equipo que va venciendo cuando llega la hora decisiva y enfrente tiene al equipo blanco. Le pasó al PSG, le pasó al Chelsea y ahora al Manchester City.  Inexplicable resulta comparar cómo se las gastó el City en el Metropolitano para defender el 0-0 y cómo ha defendido esta noche la renta que le colocaba en la final.

Un gol de Rodrygo en el 89 y el Manchester se disuelve como un azucarillo al tiempo que la grada desparrama enfurecida sobre el campo un hálito de energía suficiente para rellenar la descargada batería de cada uno de sus jugadores. Rodrygo volvió a meterla en el descuento. Ahí donde el City desperdició varias ocasiones de sentenciar el encuentro y el pase a la final, el Madrid mandó su primer tiro a puerta a la red o provocó un penalti por una torpe entrada. Con el viento a favor el Madrid supo defender en la prórroga y matar el partido. Qué vamos a contar desde este púlpito que no hayamos vivido antes en nuestras propias carnes.

Se puede hablar de suerte, pero no es sólo eso. La suerte en los partidos de fútbol no es ese boleto de lotería premiado que algunos compran para blanquear dinero. No se dispensa en el Bernabéu ni en ningún sitio. Son otros factores los que escriben este guión que desafía a la ficción. El Real Madrid encaró bien el partido pero su descaro en la presión duró poco más de 15 minutos, tiempo suficiente para que Casemiro hubiera sido expulsado por una dura entrada. Como no se llevó ni amarilla repitió el lance poco después con el mismo resultado y el árbitro mirando para otro lado. El Manchester City fue creciendo conforme avanzaron los minutos y, en la segunda parte fue claro dominador. El gol de Mahrez en el 77 lo ponía de manifiesto. Las claras oportunidades falladas ante un Courtois inmenso, también. Y luego vino lo que vino.......... Pongan ustedes en esos puntos suspensivos lo que les apetezca porque nadie encontrará la palabra adecuada.

El Real Madrid desafía a la lógica por tercera vez y se planta en la final