sábado. 27.04.2024
La decisión de Mbappe / Foto:ATM
La decisión de Mbappe / Foto:ATM

Duro golpe para el Real Madrid y para su presidente, el máximo valedor del anunciado fichaje de Kylian Mbappé que nunca se ha llegado a producir. Florentino ha usado todas las herramientas posibles. Ha puesto cantidades ingentes de dinero en la propuesta, ha utilizado todos los medios de comunicación para presionar al jugador (un papel que debería hacer reflexionar a más de uno), ha echado mano del prestigio del Real Madrid para convencer a Mbappé de que la casa blanca era el mejor lugar para su consagración. Pero ni eso ni la humillante derrota sufrida por el PSG en la Champions a manos, precisamente, del Real Madrid han servido para convencerlo. 

El Real Madrid y su presidente fracasan en su gran objetivo. Deportivamente la pérdida es seria. Florentino Pérez lo había apostado todo a una sola carta. Los pocos fichajes de los últimos años tenían tres razones: ahorrar para no disparar las deudas a la hora de afrontar el casi mil millonario proyecto de reforma del Estadio Santiago Bernabéu, no computar pérdidas para poder mantener un alto límite salarial que permitiera pagar al francés, y ahorrar el dinero suficiente para el fichaje de la estrella del PSG, o en su defecto, el de Erling Haaland. Ni uno ni otro llegarán al Real Madrid, al menos, en los próximos años. Florentino tendrá que renovar ahora un equipo, cuyos mejores jugadores sobrepasan la treintena, con otros jugadores de menos caché internacional. 

Y eso también es un problema económico. Mbappé iba a ser la estrella que adornara el estreno de su nuevo estadio y que ayudara, siendo el faro del equipo, a sufragrarlo incrementando en varios ceros los beneficios comerciales de la entidad. Por eso el Real Madrid nunca estuvo dispuesto a ceder los derechos de imagen a Mbappé, más allá de que esa sea la política habitual del club. En un último intento desesperado por evitar el ridículo acabó por ofrecer el 100% de esos derechos al jugador pero ni aún así ha conseguido convencerlo. ¿O Mbappé ya estaba convencido de quedarse en París?

Eso es lo que más escuece en los despachos del Bernabéu, la sensación palpable de que Mbappé ha jugado con el Real Madrid, que ha utilizado al club blanco y a su presidente para conseguir una oferta irrenunciable que hará millonarias a varias generaciones de su familia. Ya ocurrió en anteriores temporadas cuando a la oferta del Real Madrid le sucedía otra del fondo soberano catarí que maneja a su antojo el propietario del PSG, el Emir Al Thani.

El paseo triunfal por Madrid del emir esta semana, a quién rindió pleitesía casi obscena la Casa Real, el Gobierno, el Parlamento y el Ayuntamiento de Madrid, debería haber hecho sospechar a algunos que la cosa no iba por buen camino para el Real Madrid. Al margen de la decisión personal de Mbappé, esta ha sido la batalla de dos jeques, el árabe del gas y el petróleo y el madrileño del ladrillo. Dos modelos no tan distintos, dos equipos-estado acostumbrados a obtener lo que quieren tirando de chequera. Florentino no ha calibrado bien hasta que punto el orgullo del catarí le iba a hacer darlo todo por Kylian Mbappé.

Es difícil saber hasta dónde ha llegado la oferta final del Real Madrid y probablemente es aún más complicado saber la contraoferta del PSG. La madre del jugador dijo hace unas horas que ambas ofertas eran similares. Probablemente no sea así. El Real Madrid habría puesto en peligro su patrimonio de alcanzar las cifras que se escuchan sobre la propuesta del PSG, 300 millones de prima y 100 de salario, todo neto, según Eurosport.

Según otras fuentes, la oferta del Real Madrid, confiado en que su legendaria historia pesara también en la balanza, fue de una prima de fichaje de 130 millones, más 40 millones de salario por temporada, más la concesión al jugador del 100% de sus derechos de imagen.

El orgullo madridista está herido y no hay más que ver las redes sociales de alguno de sus jugadores para comprobarlo. Rodrygo ha expresado ese sentimiento con un tuit en el que sale besando el escudo el día que remató al PSG. Una reivindicación que demuestra que la estabilidad emocional del Real Madrid parece depender ahora de un jugador que no ha querido vestir de blanco. Inaudito mensaje, seguro que bien recibido por la afición,  que puede que no haya caído bien en la parte más noble del Bernabéu.

Durará unos días el duelo en el lado madridista pero el resto tenemos algo que temer. Ahora el Madrid está listo para fichar no uno sino varios jugadores de menos renombre pero quizás más útiles para crear un buen equipo de futuro. Veremos cómo gestionan la situación.

Mbappé da calabazas al Real Madrid y le genera una crisis de imagen