sábado. 27.04.2024
Almería 1-1 Atlético de Madrid

Otro pinchazo de un Atleti sin gol ni juego

El Atlético de Madrid volvió a dejarse puntos aquejado del peor mal que se puede tener en la alta competición: la falta de gol. No jugó bien el equipo pero tuvo ocasiones de sobra para haberse llevado la victoria ante un bien plantado Almería.
Correa, autor del gol del Atleti / Foto: ATM
Correa, autor del gol del Atleti / Foto: ATM

El Atlético de Madrid sigue dejándose puntos porque es un equipo que falla ocasiones sin parar, que se auto expulsa jugadores sin parar y que, y esto es la novedad de la jornada, se roba goles a sí mismo para anularlos. Lo de Kondogbia rematando en fuera de juego un balón de Llorente que ya iba dentro es llegar al límite de lo surrealista si no fuera del Atleti de quien hablamos. Todo puede ser peor.

UN ATLÉTICO SIN RUMBO NI GOL

Jornada a jornada el Atleti no sólo pierde cualquier referencia de la cabeza de la Liga sino que empieza a ver  peligrar la cuarta plaza de Champions. El equipo juega mal de por sí porque no sabe bien si tiene que acelerar o frenar. Entre lesiones, sanciones y salida de jugadores, Simeone tiene que recurrir a una alineación en la que no todos alcanzan el nivel mínimo. Ante el Almería pocos se salvaron. Por miedo, ansiedad o desconfianza, el Atleti se echa atrás cuando marca, cede el control al rival, sea éste el que sea, hasta hacerlo parecer el Barcelona de Guardiola.

Todo este catastrófico escenario sería casi un problema menor si el equipo fuera capaz de anotar alguna ocasión. Porque contra todo pronóstico, el equipo las genera, y muchas. Pero de nada sirven si los disparos son al muñeco. En cambio, Oblak estuvo tranquilo casi todo el partido, pero de dos ocasiones del Almería una fue dentro. Un remate imparable, una gozada de definición. Qué envidia.

EL ATLETI SE PONE POR DELANTE PERO NO RESISTE

No estuvo cómodo el Atlético en ningún momento de la primera parte. Tembloroso en defensa, sin control en el centro y falto de referencia en un ataque en el Correa era la única presencia permanente. Sólo las intervenciones de Griezmann daban sentido al juego. En contadas ocasiones Correa conseguía gambetear en el área, en otras Llorente encontraba el espacio, pero poco más. En una de esas jugadas llego el gol del argentino.

Kondogbia, con mucha más presencia en el partido que Koke, metió un balón entre líneas destinado a Griezmann. El francés dejó pasar el balón porque sabía que Correa ya lo había visto. El argentino se quedó solo ante el portero para batirlo por debajo de las piernas. Es su gol 50 en Liga. El francés está en todas. Tocando el balón o dejándolo pasar, sacando el balón jugado o rematándolo. Lo poco del Atleti lo genera él.

La tuvo Llorente para el 2-0 cuando el Almería elevaba a presión sobre la meta de Oblak. pero entonces volvió a aparecer ese equipo aficionado a pegarse tiros en el pie, a complicarse lo que ya es complicado. Un disparo de Llorente que iba encaminado sin oposición hacia las redes de la portería, con el meta ya batido, fue rematado en el último momento por un Kondogia que se encontraba en claro fuera de juego. Inaudito. El centroafricano se dio cuenta enseguida de su error, una intervención innecesaria, instintiva, muestra de la ansiedad que ataca al equipo cuando se pone por delante pero no consigue cerrar los partidos.

Porque para entonces el Almería ya había tomado el control del juego, y lo demostraría poco después cuando Robertone mandó un centro lateral medido a la cabeza de El Bilal que culminó con un remate imparable superando la marca de Witsel. Otra vez los centros laterales, ese enigma.

MUCHAS OCASIONES EN LA SEGUNDA PARTE

Simeone detectó uno de los problemas, que eran muchos. En el descanso sustituyó a un ineficiente Koke, por Pablo Barrios, arriesgando al mantener a Kondogbia con amarilla. La entrada del canterano fue un soplo de aire fresco. Aunque el Almería siguió dominando, el Atleti fue capaz de generar numerosas contras. 

La tuvo Griezmann, que mandó a las manos de Fernando una inocente vaselina. La volvió a tener minutos después en otro tiro poco potente. Griezmann se apaga ante la portería. Un síntoma extraño que sólo se le perdona porque NO vas a criticar al único jugador que genera fútbol y ocasiones. También tuvieron oportunidades Morata o Llorente, que convirtieron a Fernando en un héroe con disparos centrados.

Y mientras, el Almería también buscaba sus contras con similar desacierto. El miedo a perder el punto conseguido se instaló en el ambiente. Y si había alguna opción de acabar anotando, Reguilón se encargó de bajar la persiana. Entró en el 69 y se ganó primero una tarjeta por gritar a un contrario. Sí, por gritar a un contrario porque otra cosa no hizo. Pero luego sacó el brazo a pasear en un salto de cabeza. Amarilla clara, la segunda, y el Atleti con diez en los últimos minutos. Otro jugador que se suma a las ausencias por sanción y lesión que asolan la defensa.

La zaga ante el Almería tuvo en el centro a un inédito dúo formado por Witsel y Hermoso, pero ellos no fueron lo peor del equipo (tampoco lo mejor, desde luego). Lo peor fue lo de siempre. El Atleti se deja puntos por no saber meterla. Son dos de los problemas urgentes a solucionar, un central y un delantero que sepa dónde está la portería.

Otro pinchazo de un Atleti sin gol ni juego